Cuando tenemos antojo de calçots y no tenemos la oportunidad de hacerlos a las brasas se agudiza el ingenio.
Siempre hay maneras de disfrutar de estas ricas verduras de temporada.
Una manera que me encanta es al vapor y luego en tempura .
Pero la manera más sencilla de preparar es al horno.
Tan solo nos tenemos que armar de paciencia a la hora de limpiarlos.
Bajo el grifo quitamos el barro que suelen traer, quitamos la primera capa y las raíces.
Y nos queda un ramo de calcots tan hermoso como este.
Una vez limpios forramos una bandeja de horno con papel de aluminio y colocamos los calçots lo más cómodos posibles. Cuanto menos amontonados mejor.
Ahora sólo queda ponerles un hilo de un buen aceite de oliva y sal . Y al horno a 180º hasta que estén por fuera dorados y por dentro tiernos. Pinchando con un cuchillo lo podremos comprobar.
Para acompañar está delicia he preparado una salsa romesco casera que ya os pondré la receta otro día